Hoy 22 de Febrero, Miércoles de Ceniza, cambia el ambiente litúrgico, empieza el camino cuaresmal hacia la Pascua.Todo debe apuntar hoy al inicio de la Cuaresma. Los elementos clásicos en este tiempo deben estar ya presentes desde hoy: el color morado, la ausencia de las flores y del aleluya, el repertorio propio de cantos...
El gesto simbólico de la ceniza es uno de los que ha calado en la comunidad cristiana, y puede resultar muy pedagógico si se hace con autenticidad, sin precipitación; con sobriedad, pero expresivamente. El sacerdote se impone primero él mismo la ceniza en la cabeza -o se la impone el diácono u otro concelebrante, si lo hay- porque también él, hombre débil, necesita convertirse a la Pascua del Señor. Luego la impone sobre la cabeza de los fieles, tal vez en forma de una pequeña señal de la cruz. Es bueno que vaya diciendo en voz clara las dos fórmulas alternativamente, de modo que cada fiel oiga la que se le dice a él y también la del anterior o la del siguiente.
Una fórmula apunta a la conversión al Evangelio: «Convertíos y creed el Evangelio» (que parecería más propio que se dijera en singular, como la otra es más interpelante). Mientras que la otra alude a nuestra caducidad humana: «Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás».
Las tres lecturas de hoy expresan con claridad el programa de conversión que Dios quiere de nosotros en la Cuaresma: convertíos y creed el Evangelio; convertíos a mí de todo corazón; misericordia, Señor, porque hemos pecado; dejaos reconciliar con Dios; Dios es compasivo y misericordioso...
Cada uno de nosotros, y la comunidad, y la sociedad entera, necesita oír esta llamada urgente al cambio pascual, porque todos somos débiles y pecadores, y porque sin darnos cuenta vamos siendo vencidos por la dejadez y los criterios de este mundo, que no son precisamente los de Cristo.
Una vez más, siguiendo la antigua costumbre de nuesta Parroquia el Stmo.Cristo de la Misericordia preside el templo. Los cofrades de su hermandad, aun cuando no se les pide, saben que cada domingo o lunes de carnaval deben acudir a la Parroquia para bajar el portentoso crucificado de su retablo y entronizarlo en el altar mayor, costumbre heredada de aquellos que nos dejaron y que dejaron el testigo de su fe en los que hoy estamos.